Se dice que las propiedades son una gran inversión, pero ¿sabes cuándo sería un buen momento para comprar o cómo hacerlo?
Comencemos con lo básico: la ubicación. La factibilidad de construcción y lo conectado que esté el proyecto inmobiliario con la ciudad, con el transporte y cercanía a servicios públicos como hospitales, supermercados o colegios. Todos estos factores influyen en el precio de venta y la posterior habitabilidad o arrendamiento. Sabemos que los edificios periféricos tienen un precio menor a los de zona urbana o comunas más acomodadas. Considerando este contexto, es importante preguntarse el objetivo de la adquisición: ¿la quiero para vivir o quiero arrendarla?
Conociendo el objetivo y la posibilidad de proyectos en el área que buscas, es necesario que tengas en cuenta el pie del crédito. Por lo general, los bancos no financian el 100% de los créditos hipotecarios, así que considera bien cómo obtener ese pie: ¿tienes ahorros? ¿vas a pedir el préstamo en un banco distinto? ¿Vas a pagarlo en cuotas?
Luego viene el proceso de cotizar entre los diferentes bancos, cuál es la tasa de interés más conveniente (todas las tasas están altas, pero siempre hay unas mejor que otras). De hecho, la TPM (Tasa Política Monetaria) es la tasa con la que el Banco Central presta dinero a los bancos comerciales y por tanto, la situación país va a influir en el costo de los créditos e intereses. Por eso siempre es bueno estar atentos a cómo está la situación económica local.
Tampoco debes desanimarte si las condiciones de tasas están un poco más altas que las que esperarías, ya que en unos años más estas podrían bajar y si tienes un buen perfil de pago, podrías volver a negociar las tasas y condiciones de tu crédito para mejoras cuota, plazo o ambos.
Y ahora, a pagar.
Si comienzas a invertir desde hoy, en el largo plazo tus ahorros van a crecer lo suficiente como para poder ir pagando mes a mes las cuotas de tu crédito hipotecario o ahorrar lo necesario para pagar el pie. De cualquier manera, nuestros consejos son que te fijes en el estado monetario y financiero general del país para evaluar la TPM y tener una idea de las tasas de interés que tendrán los bancos. Lo otro, es tener claridad de por qué y para qué vas a utilizar ese inmueble y por último (pero no menos importante) planificarse con tiempo para que tus ahorros lo permitan.